sábado, 15 de diciembre de 2012


La muerte en la antigua Grecia.

La muerte para los griegos era muy importante,pues negar sepultura a un cadáver era condenar a vagar al alma del difunto y por consiguiente crear un peligro a los vivos. Era de esencial que un griego fuera enterrado o incinerado en su patria.

Rituales Funerarios.
Una vez  fallecido, del difunto se encargaba su más allegada familia, que preparaban y amortajaban al final sometiéndolo a un baño de agua y otro de aceite aromático. Se envolvía al difunto en un sudario dejando el rostro al descubierto y se le ponía algunas alhajas. Lo más significativo y lo que ha pasado a la historia como leyenda tradicional es la moneda que ponían en la boca del fallecido.
Este óbolo era de poco valor económico, pero de mucho valor simbólico. La moneda serviría para pagar a Caronte, que según la mitología griega era el barquero que transportaría el alma del difunto hasta su destino final, el Hades.
El cadáver se exponía en la casa. Los pies del difunto señalaran a la puerta y la cabeza se cubriera con flores. Se avisaba de que se había producido el óbito con un vaso de agua en la puerta de la casa, que se traía de otra parte ya que el agua del domicilio se consideraba “contaminada” por el óbito. Al lado del vaso se colocaba una rama de ciprés, que ya era considerado árbol funerario. Al salir de velar al muerto se rociaba al visitante con un poco de agua para purificarlo.
El cadáver era visitado por amigos y conocidos del difunto, aunque las visitas femeninas estaban sólo reservadas para las más allegadas. En algunas casas con recursos se contrataba incluso a plañideras que exageraban sus lamentaciones, se vestían de negro, recogían el cabello, se golpeaban el pecho y se desgarraban las mejillas. Lloraban,  lamentaban y oraban por el muerto.
Después de tres días de velatorio, el fallecido estaba listo para recibir sepultura ocremación. Salía de la casa antes de amanecer y se efectuaba una procesión por las calles menos transitadas. En griego antiguo este ritual se llamaba ecforá. El difunto era conducido en un carro o en hombros hasta fuera de la ciudad, pasadas las murallas, y era sepultado o cremado (la incineración costaba algo más). Si el difunto era sepultado, el lugar se señalaba con algún elemento. Si era incinerado, sus cenizas se depositaban dentro de una urna que después permanecería en la casa. Más tarde, todos regresaban a la casa donde se había velado el cuerpo y realizaban rituales de purificación y grandes banquetes fúnebres.

Orfeo y Eurídice.

Orfeo, hijo de Apolo y de Calíope, poseía el don de la música y la poesía. Estaba enamorado perdidamente de Eurídice, y la convierte felizmente en su esposa. Pero derrepente, un día, ella estaba huyendo de Aristeo ( que pretendía poseerla ), pisó una serpiente venenosa, ésta la mordió y ella acabó falleciendo.
Orfeo , estaba invadido en una pena enorme, entonaba canciones tan tristes que todos los dioses y todas las ninfas le incitaron a descender al inframundo, dónde, con ayuda de su música, esquivaría mil y un peligros.
Un vez llegado ante los dioses del inframundo, Hades y Perséfone, utilizó su música para convencerlos de darle una segunda oportunidad a Eurídice en el mundo de los vivos. Aceptaron, pero con una condición : Orfeo debería caminar siempre delante de ella, no podía mirarla hasta que ambos hubieran llegado a arriba y los rayos del sol hubieran llenado por completo a Eurídice.
El camino de regreso se hizo eterno. Orfeo a pesar de ver a su amada, contenia sus ansias y miraba al frente, no se giraba ni cuando atacaban los peligros del inframundo.
Ya en la superficie, Orfeo giró la cabeza pensando que todo había pasado, pero Eurídice aún tenía un pie en la sombra, en ese instante, se desvaneció en el aire sin posibilidad de volverla ver de nuevo.